12 mar 2016

Usted puede ser saturado del poder de Dios

Capitulo 4 ¿Qué es un verdadero Cristiano?   "Acuérdate de lo que has recibido y oído. Guárdalo, y arrepiéntete. Si no velas, vendré como ladrón, Y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.” Apocalipsis 3:3

Usted puede ser saturado del poder de Dios
Por Herbert W. Armstrong
 CONSTANTEMENTE nos bombardean relampagazos de noticias con reportes de nuevos e inopinados poderes desatados por la ciencia. Jamás había tenido el mundo en sus manos poder mas asombroso que el que ahora tiene.
Las naciones, en su furiosa lucha por la supervivencia, están acumulando aterradoras armas de increíble poder. Las fabricas están lanzando al mercado maquinaria de diversos tipos con cada vez mayor potencia para satisfacer al publico ansioso siempre de adquirir poder. Los adictos a los productos alimenticios para la buena salud, están ofreciendo nuevas pócimas, que a decir de ellos, son muy poderosas y garantizan rejuvenecer a los impotentes y a los ancianos. Aun las iglesias están vendiendo nuevos métodos para sacar "poderes ocultos" que yacen adormecidos dentro de la persona. Sin embargo, hoy en día los hombres están, en lo que a espiritualidad se refiere, mas vacíos, mas desmayados y faltos de poder que nunca. ¡Las iglesias son insípidas, insulsas, desprovistas de verdadero celo espiritual! ¿En donde empezó el mal? ¿Estamos alejándonos de la real fuente de poder que saturo a la Iglesia original en los días apostólicos?
La fuente de ese poder
Por una razón los hombres están espiritualmente vacíos, insatisfechos, frustrados: Han ido a otra fuente, no a la genuina, en busca de poder. Las iglesias tienen puestos sus ojos en cosas materiales, en panaceas sicológicas. No tienen la mira en la verdadera fuente de poder que lleno a los apóstoles y a la Iglesia entera en los días apostólicos. Veamos cual es la fuente de aquel poder: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza, por el poder del Espíritu Santo" (Romanos 15:13). ¡Note que dice "os llene"! ¿Llene de que? ¡"De todo gozo y paz"! ¿Mediante que poder? ;"Por el poder del Espíritu Santo,'! La inspirada Iglesia original del Nuevo Testamento estaba llena del poder del Espíritu Santo. No vemos eso en la actualidad. Por lo contrario, vemos insípida seudo espiritualidad, o desenfrenado emocionalismo humano disfrazado como el poder de Dios.
 Considere el gran poder espiritual que inundo a la Iglesia en los días apostólicos: "Cuando hubieron orado" —la Iglesia inspirada—"el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios" (Hechos 4:31). ¡Predicación inspirada—no sermones suaves y blandos—procedía de los labios de los apóstoles! ¿Ve usted poder semejante en las iglesias de hoy? El poder que emanaba de los apóstoles no era un éxtasis emocional, descontrolado, seudo-espiritual, generado humanamente, como el que frecuentemente se puede presenciar en las campanas evangelisticas. El de ellos era el verdadero poder de Dios—no una impostura expresada con emocionalismos desordenados.
El mundo en total confusión
¿Pero por que generalmente no se escuchan sermones inspirados, vigorosos, con pensamientos espirituales, en la actualidad? ¿Han perdido las iglesias contacto con el Espíritu Santo de Dios? ¿Cuantos de los que profesan ser cristianos saben realmente lo que es el Espíritu Santo— por que lo necesitan —y como pueden recibirlo? ¿Cuantos creen realmente que Dios actúa y opera en las vidas humanas por medio del Espíritu Santo?
¿Por que tan pocos están de acuerdo en cuanto a lo que es el Espíritu Santo?— ¿o acerca de por que necesitamos el Espíritu Santo? ¿No es tiempo ya de que entendamos la verdad acerca de este asunto tan vital?
Predicando acerca de un espíritu falso
La mayoría esta totalmente desapercibida de la amonestación de Pablo respecto a que habría muchas iglesias falsas que predicarían doctrinas diferentes acerca del Espíritu Santo—y que lograrían engañar a las mayorías para que aceptasen un espíritu distinto al verdadero Espíritu Santo revelado en la Escritura.
Note lo que dice este pasaje: "Pero temo"—Pablo preveía con tristeza lo que iba a suceder en nuestra era— "que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincere fidelidad a Cristo" — la doctrine de Cristo es simple cuando la entendemos—¡no es un misterio teológico!
Continuando en 2 Corintios 11:3-4: ''Porque si viene alguno"—cualquier ministro falso que viene en el nombre de Cristo, predicando "a otro Jesús"—el mundo esta lleno de la predicación de un Jesús diferente que nació, murió y resucito a diferente hora que la del verdadero Mesías, un Jesús diferente que rechazo las leyes inmutables del Padre —un Jesús distinto "que el que os hemos predicado"— dice Pablo—"o si recibís otro espíritu que el que os hemos predicado"—por medio de la predicación de los apóstoles —"bien lo toleráis", es decir, lo aceptáis.
¡Eso es lo que ha sucedido en la hora presente! Pablo advirtió que era posible recibir un "espíritu diferente" y un "evangelio distinto".
¡Esta profética advertencia de Pablo ya encontró su fiel cumplimiento! El mundo ha aceptado un espíritu diferente— el espíritu del error, no el espíritu de la verdad. La llamada cristiandad esta dividida en centenares de sectas diferentes que predican doctrinas diferentes a las de los inspirados apóstoles de Jesucristo.
Esta apostasía de la verdad —este rechazamiento del Espíritu Santo de Dios— empezó en los días apostólicos. Ya para cuando Pablo escribió esta segunda carta a los corintios, habían surgido falsos ministros. Las gentes escuchaban y les agradaba la predicación suave y arrulladora. Y la mayoría de los que se dicen cristianos han venido haciendo lo mismo desde entonces. No es de extrañar que el mundo carezca de poder espiritual en la actualidad.
 La verdad quedo sepultada bajo un cúmulo de escombros de superstición e ignorancia. Pero ya es tiempo de que encaremos la realidad honradamente y escudriñemos la Biblia hasta encontrar lo que Dios revela acerca de su Espíritu Santo.
Como recibir el Espíritu Santo
Hay solamente un Espíritu Santo—solamente una fuente de poder divino espiritual. Sin el, jamás ganaremos vida eterna.
¿Cómo lo recibimos?
 Abra su Biblia en Lucas 11:13. Aquí están las propias palabras de Jesús: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, ¿cuanto mas vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?".
Observe que el Espíritu Santo es un don. Así se le llama en Hechos 10:45 y 11:17. En consecuencia, el Espíritu Santo no es algo que trajimos al nacer, ni tampoco es algo que ganamos. Es la fuente de poder espiritual que necesitamos, pero que recibimos como un don mediante petición que del mismo hagamos a Dios. ¿Pero como sabemos que Dios nos oye cuando le pedimos algo en oración? He aquí la respuesta: "Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de el, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de el. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado" (1 Juan 3:22-23).
Note que no solamente hemos de arrepentirnos y creer en Jesucristo sino que también tenemos que obedecer al Padre—eso es lo que es amor. "Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5:3). Si cumplimos con estas condiciones por medio de la completa e incondicional rendición de nuestras voluntades a Dios, El nos responderá. Entonces podemos recibir el Espíritu Santo. Observe la explicación que sobre esto mismo se da en Hechos 2:38.
"Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo".
¡He ahí el cómo! Usted empieza por arrepentirse—por volverse de sus pecados pasados, mediante la sangre de Cristo, por hacerse bautizar (inmergir). Una vez cumplidos esos requisitos tiene la promesa incondicional del Espíritu Santo. Dios se ha obligado a si mismo a efectuar su parte si usted efectúa primeramente la suya. A partir de entonces, usted puede pedir a Dios que le dirija por medio de su Santo Espíritu y le ayude a vivir una vida nueva de conformidad con su Palabra revelada, la Biblia.
 Continuando en Hechos 5:32, leemos: "Y nosotros"— los apóstoles —"somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen".
Note la importancia que se da a la obediencia, a la complete sumisión de su mente carnal a la voluntad de Dios — a la ley de Dios. Jesús dijo: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42. Dios espera de nosotros una actitud obediente, sumisa, antes de que recibamos el Espíritu Santo. Que claramente se indica que el Espíritu Santo es el espíritu de total sumisión y obediencia al Padre. ¡Ese es el camino hacia una vida plena, abundante, rebosante de poder!
Como llevar una vida fructífera
¿Cuantos de ustedes se sienten vacíos y frustrados —espiritualmente muertos? ¡He aquí las instrucciones para llevar una vida rejuvenecida, fructífera; en otras palabras, para ser saturado de poder! Note cual es el fruto del Espíritu: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22). Es por medio del fruto del Espíritu que usted se da cuenta de que ha recibido el Espíritu Santo de Dios. "Por sus frutos los conoceréis", dijo Jesús (Mateo 7:20).
El primer fruto es amor. El amor es el mas grande poder espiritual sobre la Tierra. "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado", dice Pablo en Romanos 5:5. ¿Que cosa es el amor de Dios?
 "El amor es pues el cumplimiento de la ley", responde Pablo en Romanos 13:10 (Versión Moderna). El amor es una fuerza divina, espiritual, impartida por el Espíritu Santo, que encauza la voluntad humana hacia la obediencia—obediencia a la ley de Dios. Si usted ama a Dios, guardará—mediante el poder de Dios, no por su propia fortaleza—todos sus mandamientos—los diez completos.
Todo aquel que continua en desobediencia, es decir, quebrantando la ley de amor de Dios, no ha recibido el Espíritu de Dios ni tiene el poder de Dios obrando en el. Eso quiere decir que los millones de engañados, aunque sinceros cristianos de nombre, que no han rendido sus voluntades a Dios y que no guardan todos los mandamientos (los diez), jamás han recibido el Espíritu de Dios— están aun inconversos—y jamás serán convertidos mientras no se rindan a la divina ley espiritual de amor.
Los otros frutos del Espíritu, mencionados por Pablo en Gálatas 5:22, amplifican la actitud del amor. La obediencia a Dios no es severa ni cruel o inflexible—es un gozo, es apacible y tranquila; se expresa a si misma en dominio propio. El dominio propio es la clave para lograr el verdadero poder espiritual. La mayoría de las personas no pueden ser saturadas con poder espiritual porque no se han dispuesto a ejercitar el dominio propio. El poder sin control es peor que la carencia total de poder. Comprendo que esto le sea difícil de creer. A usted quizás le han hecho creer que no puede recibir el Espíritu Santo a menos que desarrolle sus emociones—a menos que rechace la ley de Dios. Esa engañosa doctrine es el resultado de escuchar un evangelio pervertido—un evangelio diferente al que Jesús predico. Ese es el camino de Caín que odio a su hermano Abel. La ley divina de amor ha sido el mensaje de Dios desde el principio (1 Juan 3:11-12). Pero los hombres han rechazado ese mensaje!
Por que necesitamos el Espíritu Santo
 El hombre nació sin la chispa vital que le capacitaría para vivir eternamente. El hombre es mortal; esta sujeto a la muerte.
 Note esto: "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de el. Pero si Cristo esta en vosotros"—viviendo la misma vida en nosotros ahora por medio del Espíritu Santo, de la misma manera que vivió por el Espíritu Santo mientras se hallaba personalmente sobre la Tierra—"el cuerpo en verdad esta muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levanto de los muertos a Jesús more en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:9-11).
¡Que claro! El Espíritu Santo imparte el poder para comenzar la vida eterna. Nosotros heredamos vida mortal a través de Adán. Y nos convertimos en herederos de vida eterna—herederos de Dios—al ser engendrados por medio del Espíritu Santo, que es la vida de Dios. "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida esta en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Juan 5:11-13).
 Vida eterna con poder espiritual sin fin como un don de Dios. Ese es un atributo del Espíritu Santo de Dios "porque la paga del pecado es muerte: mas la dadiva de Dios es vida eterna"—si ya la poseyéramos no seria una dadiva; seria- una herencia (Romanos 8:23).
 Pero el Espíritu Santo hace algo mas que impartirnos la posibilidad de vida eterna. Nos imparte las características del Todopoderoso, Dios el Padre.
 Esa porción del Espíritu Santo, que la persona puede recibir si la solicita a Dios de conformidad con su voluntad bien puede compararse al germen o semen de la vida física porque nos transmite los poderes mentales de Dios y atributos espirituales.
El germen de vida eterna
 Primeramente note que el Espíritu Santo —el germen mediante el cual somos engendrados—procede del Padre. Dios tiene características masculinas. Por esos que le llamamos "Padre". Nosotros somos llamados los "hijos de Dios" (1 Juan 3:1). Dios, por lo tanto, tiene el poder de engendrarnos como sus hijos. Nos engendra por su Espíritu". Cada porción del Espíritu mediante la cual somos engendrados es llamada en la Biblia germen o "simiente". Pedro nos dice que hemos sido "reengendrados, no de simiente corruptible, sino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre" (1 Pedro 1:23, Versión Moderna). Jesús complementa estas palabras al decir que tenemos que nacer otra vez —en la resurrección— cuando seamos espíritu. Ahora solo somos carne, con el germen o simiente espiritual de vida eterna el cual nos imparte poder.
En segundo lugar, note que uno de los atributos del Espíritu de Dios es carácter perfecto. El Espíritu Santo, el germen de vida eterna, nos transmite esa posibilidad. Es el Espíritu de obediencia—de perfección.
Todo aquel que sea engendrado de Dios debe pedir al Padre el poder para resistir el pecado. Tenemos que dejar que Cristo viva su vida en nosotros por medio del Espíritu Santo. Si Cristo habita en nosotros, por medio del Espíritu Santo, tenemos el poder para resistir el continuar practicando pecado. Recuerde que Pablo escribió: "Porque lo que obro no lo apruebo; porque no lo que quiero es lo que practico; sino lo que odio, eso hago. Pero si hago lo que no quiero hacer, consiento en que la ley es buena... Porque yo se que no habita en mi, es decir, en mi carne, cosa buena: pues esta presente conmigo el querer, (mas no obrar lo que es bueno)" (Romanos 7:15-18, Ver.: Moderna).
Note cuan débil e impotente era Pablo en realidad para resistir el pecado. Necesitaba ayuda divina — el mismo poder que estaba en Jesucristo — para resistir el pecado. ¡Ese poder proviene del Espíritu Santo de Dios!
La mente de Dios
 La conversión empieza con el arrepentimiento. Conversión significa cambio. Arrepentimiento significa un cambio del mal al bien. Es un cambio de mente. Pero ese cambio no baste. Tenemos que recibir el Espíritu de Dios a fin de que ese cambio sea permanente. Nuestras mentes tienen que desarrollarse hasta llegar a ser semejantes a la mente de Dios. "Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5). Es menester que tengamos la mente o actitud de Jesucristo. Y tal actitud viene solamente por la adición del Espíritu Santo a la mente natural con que nacimos. He aquí la razón:
La Biblia revela que hay un espíritu en el hombre (Job 32:8). No se trata del hombre mismo, sino de algo que esta dentro del hombre. Unido al cerebro físico forma la mente humana. Hace posible el poder del intelecto y de la personalidad que un mero animal no puede tener. Este espíritu en el hombre no es consciente de si. No puede tener conocimiento por si solo, aparte del cerebro. Es esencia de espíritu. Es un espíritu humano. Con este espíritu el hombre puede tener conocimiento únicamente de cosas físicas. Se requiere de otro espíritu—el Espíritu Santo de Dios— para abrir la mente humana a la comprensión de cosas espirituales (1 Corintios 2:9-11).
"Porque el animo carnal"—la mente carnal con que nacimos — "es muerte" — produce muerte, no puede pensar con claridad—"mas el animo espiritual [la mente del Espíritu] es vida y paz". Una mente humana unida al espíritu que proviene de Dios y que es controlada por dicho espíritu, produce vida eterna y paz. Pero "el animo carnal es enemistad contra Dios; pues no esta sujeto a la ley de Dios, ni a la verdad lo puede estar" (Romanos 8:6-7 Versión Moderna). A decir verdad, no estamos del todo normales hasta que obtenemos la mente de Dios. Mientras no la recibimos, nos hallamos en un plano mental ligeramente superior al de los animales irracionales que se guían por el instinto. Muy pocos se den cuenta de lo grande y todopoderoso que es Dios y de lo inmenso que es su amor al hacer posible que nosotros tengamos su mente.
Ahora que entendemos que el Espíritu Santo imparte vida eterna y las características espirituales de Dios, podemos entender mejor la naturaleza y los atributos del Espíritu.


Lo que significa nacer de Dios
Solamente cuando una persona nace de Dios por medio de una resurrección, es perfecta (1 Juan 3:9-10). Cristo es el único ser humano que hasta ahora ha nacido así de Dios. El es perfecto. Si El, por decirlo así, vive su vida en nosotros por medio del Espíritu Santo—lo cual es lo mismo que decir que hemos de vivir por cada palabra de Dios, porque Cristo es el verbo personificado, Cristo es la Biblia en acción—tenemos a la mano el poder de dominio propio, si nos sometemos a su Espíritu. ¡Tenemos el poder para crecer a la estatura de su carácter perfecto como el de Dios!
 ¡Por supuesto! Si somos los hijos de Dios, hemos' crecer para llegar a ser semejantes a El. Así es en toda la naturaleza. Y es igualmente cierto del Espíritu como de la materia.
"Porque las cosas invisibles de el, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas” (Romanos 1:20). La creación física revela el divino atributo de Dios para reproducirnos a su imagen. La naturaleza reproduce; por lo tanto, revela que Dios también se reproduce. Y si El es nuestro Padre, si somos engendrados de su simiente, el Espíritu Santo, llegaremos a ser como El. ¡Eso es lo que el mundo no sabe!
La familia de Dios
Siendo así que hay un Padre Celestial, y nosotros somos sus hijos engendrados, entonces Dios tiene que ser una familia. Y la Iglesia de Dios tiene que estar compuesta de la familia engendrada de Dios. Es el Espíritu Santo el que unifica a la Iglesia.
Note los nexos de familia que se mencionan en Gálatas 4:6-7: "Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: “¡Abba!", que significa "Padre". Este es el mismo Espíritu mediante el cual somos puestos o inmergidos dentro de la Iglesia. "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo"—la Iglesia (1 Corintios 12:13).
En Hebreos 12:9, el Omnipotente es llamado "el Padre de los espíritus". Nosotros finalmente, al tiempo de la resurrección, estaremos compuestos de espíritu — seremos miembros de la familia divina (Juan 3:6).
En la resurrección los cuerpos mortales que ahora tenemos serán resucitados cuerpos espirituales (1 Corintios 15:44) llenos del poder de Dios.
Nótese cuan a menudo se declare en las Escrituras que hemos de ser herederos de la naturaleza divina—de un espíritu inmortal, incorruptible, perfecto, todopoderoso que posee la mente misma de Dios. Hemos de tener la plenitud de la "naturaleza divina" 12 Pedro 1:4). Pero también podemos recibir parte de ese poder en esta vida— ¡ahora! La Iglesia apostólica tuvo ese poder —¡y nosotros también podemos tenerlo!
Somos semejantes a un óvulo
Al instante en que nos convertimos en miembros de la familia engendrada de Dios, recibimos una porción—una semilla o germen—del Espíritu Santo del Padre. "Sobre los gentiles [fue derramado] el don del Espíritu Santo" (Hechos 10:45). A este don-cl apóstol Juan le llamo la simiente. Estas semillas divinas que imparten vida, son emitidas por el Padre en los cielos y, al igual que los gérmenes reproductores o semen, se unen a nuestras mentes. Cada mente humana es como el núcleo de un óvulo al cual se une el Espíritu Santo o semilla.
Exactamente como el óvulo en el vientre de la madre tiene que ser sustentado con alimentos nutritivos a través de la placenta, así nosotros tenemos que ser alimentados con la Palabra de Dios.
"Las palabras que yo os he hablado", dijo Jesús, "son espíritu y son vida" (Juan 6:63). Esas palabras son la Biblia. Por eso el hombre tiene que vivir por cada Palabra de Dios.
Exactamente como los alimentos vivificantes circular en el útero de la madre, así la vida de Dios tiene que circular a través de nuestras mentes. Nosotros bebemos ]as palabras vivificadoras de Dios en la Biblia, mediante lectura, estudio y meditación de la misma. Luego, de la manera que la corriente sanguínea se encarga de limpiar al feto de toxinas físicas, a través del ombligo, así hemos de dejar que nuestros pecados pasen de nosotros, pidiendo a Dios perdón para que figurativamente la derramada son are de Cristo quite de nosotros el pecado. Pero eso no es todo.
No solamente las palabras de Dios tienen que fluir a nuestra mente por medio del estudio de la Biblia, el Espíritu también tiene que fluir hacia nuestra mente.
Note que cada cristiano convertido recibe una semilla —compuesta de espíritu, no de materia—que se une con cada mente humana separada que se arrepiente. Eso es lo que nos engendra. Pero ese germen espiritual tiene que crecer espiritualmente como el feto en el seno materno "Que Cristo sea formado en vosotros", dijo Pablo en Gala tas 4:19. "Crezcamos en todo"—en aficiones e inclinaciones espirituales (Efesios 4:15).
¿Cómo va a crecer esa semilla que esta unida ahora a nuestras mentes? Mediante la adición de mas Espíritu—por "la suministración del Espíritu de Jesucristo" (Filipenses 1:19)
Al germen que procede del Padre tiene que agregarse una continua suministración de Espíritu procedente de Jesucristo para que nuestras mentes desarrollen espiritualmente, de tal manera que cada vez sean mas espirituales menos carnales — hasta que crezcan al nivel de una mente espiritualmente madura. El crecimiento espiritual viene por medio de la oración —¡oración ferviente, rendida, con corazón contrito y humillado! La mas de la gente no crece espiritualmente, porque no ore con el corazón.
 De la manera que el feto en el seno materno tiene recibir sustancia física edemas del óvulo original y' semen, para fines de que esa vida física se desarrolle, tenemos que ser llenos de nutrimento espiritual—"llenos del Espíritu"—para que nuestras mentes crezcan espiritualmente.
El Espíritu Santo de Cristo bien puede ser comparado a la corriente eléctrica que pasa a través de un foco. Nosotros somos ese foco. Pero este no podría irradiar luz sin el filamento que va dentro. Ese filamento es comparable a la semilla espiritual procedente del Padre. Conforme mas recibimos del Espíritu de Dios, mas poder emitimos— mas luz! ¡Nuestra luz en efecto llena el lugar!
La expresión "llenos del Espíritu" (Efesios 5:18) no quiere decir llenos de manifestaciones emocionales (que proceden de la carne y no del Espíritu). Quiere decir que estamos saturados del Espíritu que viene del cielo y es administrado por Jesucristo en su oficio de Sumo Sacerdote.
Notemos como explica Pablo esto en Romanos 8:9: "Mas vosotros no vivís según la carne"—no somos movidos por pasiones carnales—"sino según el Espíritu"— movidos y guiados por el Espíritu—"si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros". Ese es el Espíritu Santo en la forma de semilla procedente del Padre, transmitiendo sus características. Pero notemos lo que Pablo añade: "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de el". Se refiere al Espíritu Santo que procede de Jesucristo, y llena nuestras mentes para que podamos crecer espiritualmente. Los mas no han entendido esta diferencia en la manifestación del Espíritu.
Velado en el Antiguo Testamento
En tiempos del Antiguo Testamento nadie oraba al Padre. Pero nosotros si lo hacemos. Nadie llamo a Dios "Padre" en los días del Antiguo Testamento. Cristo vino para declarar quien es el Padre — para declarar que podemos ser engendrados por El: "A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo"—Cristo—"que esta en el seno del Padre, el le ha dado a conocer" (Juan 1:18).
¿Y que de los profetas y patriarcas de la antigüedad? ¿No tenían el mismo poder que podemos tener hoy? ¿No tenían el mismo poder que los apóstoles?
 ¿Cómo tenían acceso al Espíritu de Dios? Por medio de Aquel que habría de ser Cristo (1 Pedro 1:11). Cristo, uno de los miembros del Reino de Dios, fue quien suministraba el Espíritu a Moisés, a Abel y a todos los fieles de la antigüedad. El envió el Espíritu Santo del Padre para que estuviera en ellos, para así darles fe y poder. "Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros" (Hebreos 11:39-40).
No fue revelado completamente a los patriarcas y los profetas como uno puede ser engendrado y nacer dentro del Reino de Dios. Solo sabían que mediante e Eterno, quien vendría para dar su vida en rescate por todos, heredarían vida eterna. Sabían que el Espíritu d Dios no era asequible a la gente en general. Sabían que habría un "camino nuevo y vivo" (Hebreos 10:19-20) por medio del cual todos tendrían acceso directo al Padre mediante Cristo— para que todos los que quieran, puedan, participar del Espíritu de Dios—el "Espíritu Santo de la promesa" (Efesios 1:13).
 Hoy en día nosotros —y todo aquel que lo desee— podemos tener la vida y el poder de Dios como parte integra de nuestro ser, permitiéndonos vencer y nuestra naturaleza humana.
La naturaleza del Espíritu
Las cualidades y entidades espirituales parecen irreales a la mayoría. Y no es de extrañar. Las cosas espiritual son invisibles, no se disciernen por los sentidos, ;tienen q ser reveladas por medio de los signos de la escritura en Biblia!
Cuando hablamos del Espíritu Santo, muchos no pueden entender su naturaleza. Sin embargo, la Biblia des cribe de manera bien clara la naturaleza del Espíritu "Dios es espíritu", dice en Juan 4:24. La familia de Dios esta compuesta de espíritu. El ¿Qué es un verdadero Cristiano? 35 Padre y el Hijo, que están compuestos de espíritu, tienen una forma definida De un cabo al otro de la Biblia se nos habla de la forma las partes de cada miembro en la familia de Dios. El Padre y el Hijo tienen cabeza, cabellos, ojos, nariz, boca, brazos, dedos, torso, piernas, pies, además de partes internas. El hombre esta hecho a la imagen de Dios. El hombre es materia, pero Dios es espíritu.
El Espíritu Santo, al igual que la materia, existe en varios estados. No solamente compone los miembros de la familia de Dios, sino que también fluye a través de nuestras mentes, y nos dota del poder que se requiere para hacer buenas obras.

También un espíritu creativo
Aunque el Padre y el Hijo están en ubicaciones definidas en lo que respecta a entrambos, el Espíritu procede de ellos y llena el universo entero de muy semejante manera que el aire llena todo en la Tierra. Note que las palabras de David demuestran que el Espíritu de Dios penetra todas las cosas (Salmo 139:7-11). El Espíritu es la vida de Dios. El aire contiene el oxigeno físico que vivifica al hombre. Note cuan similar es la comparación.
El Espíritu divino que llena el universo entero es el canal por medio del cual el Padre y el Hijo crean. El Espíritu de Dios transformo la energía creativa del Padre y el Hijo en el mundo físico que vemos a nuestro alrededor. El hombre no tiene semejante atributo o poder nacido en el. Pero el hombre puede formar instrumentos que transforman su energía física en objetos visibles, en luz, calor y otras muchas manifestaciones físicas.
El hombre es colocado en la Tierra para que aprenda a inventar instrumentos para obras creativas, aunque con ciertas limitaciones, para que se entrene y se ejercite en alcanzar la meta eterna: llegar a ser parte de la familia de Dios, lo cual significa compartir el control del creativo Espíritu de Dios.

Dios es una familia. El padre en los cielos quiere que usted llegue a ser un miembro de su familia divina. Usted puede ser su hijo si somete totalmente su vida a El—si cree toda la Biblia—si cree que Cristo es su Salvador y lo obedece—y llega a ser lleno del poder del Espíritu de Dios. Este conocimiento ha llegado hasta usted. Ahora... ¿que va a hacer con el?

(Que es un verdadero cristiano? Por Herbert W Armstrong)
Temas conectados 
Capítulo 1: El sermón del monte
Capitulo 2: ¿Qué es el verdadero arrepentimiento?
Capitulo 3: ¿Debe usted ser bautizado?
Capitulo 4: Usted puede ser saturado del poder de Dios
Capitulo 5: La tentación vencida 
Capitulo 6 :El por qué de las oraciones sin respuesta 

Capitulo 7: Claves para la oración efectiva

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